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La Adoración Eucarística perpetua es adorar a Jesús Sacramentado día y noche sin interrupción, todos los días de la semana durante todo el año.

Si desea recibir más información o inscribirse a un turno de adoración rellene el formulario y nos pondremos en contacto con usted tan pronto como nos sea posible. 

adoracioperpetuasantsebastia@gmail.com

¿QUÉ ES LA ADORACIÓN EUCARÍSTICA PERPETUA?

(Por el padre Justo Antonio Lofeudo, misionero de las capillas de Adoración perpetua)

 

 

Es adorar al Santísimo Sacramento día y noche durante todos los días del año.

 

 ¿Por qué es importante que sea perpetua?

Porque es la mejor manera de responder al amor de Jesús. Él nos ama con amor eterno. Por su amor se ha quedado entre nosotros en el Santísimo Sacramento. Adorarlo en forma permanente, sin interrupción, es responder a la fidelidad y eternidad de su amor.
   Pero, por sobre todo, es importante porque Jesús así lo quiere, porque inconmensurable es su alegría cuando le entregamos una hora de adoración frente al Santísimo Sacramento.

A Santa Margarita María Alacoque (su apóstol del Sagrado Corazón) le dijo: "Ardo de sed, mi sed es la de ser honrado por los hombres en el Santísimo Sacramento."

Por otra parte, al expandir las horas de adoración y cubrir todo el día y toda la noche durante todos los días del año, todos los fieles tienen oprtunidad de convertirse en adoradores.

 

¿Cómo se logra la Adoración Eucarística Perpetua?
     Encontrando personas que quieran adorar a su Señor comprometiéndose a ofrecerle al menos una hora a la semana. Cada persona se compromete a darle al Señor una hora (fija) por semana de adoración. Con lo poco de cada uno se alcanza algo tan grande como adorar a nuestro Dios sin interrupción. De ese modo todos y cada uno van integrando una cadena de adoración continua del Santísimo Sacramento del altar. El encadenar voluntades y disponibilidades personales para un fin tan elevado necesariamente hace de los adoradores comunión, y a cada persona le permite desarrollar su espiritualidad eucarística, es decir, crecer en su relación de intimidad con el Señor, y así progresar de una práctica de piedad a una genuina devoción.
   Por una parte, el Señor jamás debe quedar expuesto sin la presencia de al menos un adorador; por la otra, nadie debe temer que al comprometerse a una hora fija todas las semanas haya veces que no pueda cumplir con el empeño asumido. Para estos casos siempre están los coordinadores que se hacen cargo de las emergencias.

 

¿Cuáles son los frutos a esperar de la adoración?
     Ante todo, cuando el fiel está en adoración, recibe del Señor grandes gracias. Él mismo lo prometió: "Vengan a mí los que estén cansados y afligidos que yo los aliviaré." (Mt 11:28). Cuando adoramos su presencia eucarística Jesús nos consuela, nos da la paz, nos alivia de todas nuestras penas, sosiega nuestro espíritu, nos libra de los temores, nos da fortaleza, nos ilumina, orienta nuestras vidas y nos regala las gracias que necesitamos. Por medio de la contemplación del misterio, de la adoración, la Eucaristía se vuelve el centro de la vida del creyente, y éste se camina hacia una verdadera relación personal con Cristo, se acrecienta la intimidad con Él, nos volvemos amigos del Señor. Asimismo, siendo la Eucaristía el sacramento de la unidad también se desarrolla y afianza la comunidad. El Santo Padre Juan Pablo II dijo que el mejor modo y también el más efectivo y seguro para traer paz duradera a la tierra es a través del gran poder de la adoración eucarística. La Eucaristía trae paz a los corazones.
   Tengamos en cuenta además que no es posible comparar lo dado con lo recibido ya que la hora que al Señor dedicamos tiene valor de eternidad.
   Los grandes problemas que aquejan a la humanidad están más allá de soluciones humanas. Necesitamos la intervención de Dios y tal intervención vendrá por medio del poder del Santísimo Sacramento.
   Adorándolo logramos lo mismo que la mujer hemorroísa del Evangelio, porque tocamos con la fe el Corazón de Jesús y de él sale el Poder de su Amor que nos sana, y sus gracias y bendiciones para todo el mundo.
   Vemos, entonces, que de la adoración se desprenden grandes gracias personales y comunitarias porque por la adoración de un solo fiel grandes gracias se derraman sobre la humanidad.
   Nuestra adoración alimentará la devoción de otros a la Eucaristía, otras personas sentirán el impulso de acudir a los sacramentos, nuevas vocaciones religiosas despertarán, nuevas conversiones a la verdadera fe se manifestarán, familias enteras se beneficiarán con la unidad y la paz descenderá sobre el mundo.

 

¿Qué nos dice nuestra Madre Santísima?
     Ya en sus apariciones en Fátima enseñaba a los niños el valor de la adoración y cómo la respuesta al amor de Dios tiene valor de redención. Tal el significado de la oración dada a los pastorcitos: "Dios mío, yo creo en Ti, te adoro, confío en Ti, espero en Ti y te amo. Te suplico que perdones a los que no creen en Ti, no te adoran, no confían en Ti, ni esperan, ni te aman".
   Por medio del ángel de Fátima recordamos que la adoración libera el poder de Dios para la conversión del mundo. El mismo ángel, al presentarle a los tres niños el cáliz y la Sagrada Forma, les hizo repetir : "Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente, te ofrezco el santísimo cuerpo de Jesucristo, su preciosísima sangre, alma y divinidad presente en todos los tabernáculos del mundo en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencia con que se te ofende. Por los infinitos méritos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María te suplico la conversión de todo el mundo". Postrados en adoración los niños veían la sangre colar de la Hostia en señal del divino sacrificio reparador de las ofensas inferidas a Dios y de la gracia de conversión que descendía para salvación de las almas.

   

En muchas otras apariciones, la Virgen Santísima recuerda la verdadera y real presencia del Señor en la Eucaristía y la importancia de la adoración. Así, en San Nicolás dice: "Debe ser el Señor único centro de adoración de sus fieles. Es ésta una invitación para adorar a Jesús eucarístico, ya sea con la oración o en solemne silencio. El Señor está allí presente y llega a los corazones anhelantes de su amor. Renovad diariamente, tanto externa como interiormente, este acto de ofrecimiento, como reparación por las almas infieles, por los que, por ignorancia, viven apartados de Dios. Adorad a Jesús y su gracia os envolverá. ¡Alabado sea su Santo Nombre!" (mensaje 1535).

    En Medjugorje varias veces se refiere a la adoración. En sus mensajes nos dice: "Adoren al Santísimo sin interrupción", "Enamórense de Jesús en la Eucaristía", "Cuando los fieles adoran al Santísimo reciben grandes gracias y yo siempre estoy allí, junto a ellos en adoración a mi Hijo".

    Los grandes santuarios marianos centran su espiritualidad en el culto eucarístico. Entre otros recordemos a Lourdes, Medjugorje, San Nicolás.

   

En Medjugorje surgieron comunidades religiosas que centran su vida en la adoración y propenden a la adoración perpetua.

    El Santo Padre, en su encíclica Incarnationis Mysterium, dice: "Durante 2000 años la Iglesia ha sido la cuna en la que María coloca a Jesús y lo entrega a la adoración y contemplación de todos los pueblos. Que la humildad de la Novia haga que brille aún más la gloria y el poder de la Eucaristía, la que Ella celebra y atesora en su corazón".

    La Adoración Perpetua hace, de Cristo, Rey y trae su Reinado sobre la tierra. Él prometió: "Reinaré en cada corazón, en cada hogar, en cada país del mundo entero. Reinaré por el amor omnipotente y todopoderoso de mi Corazón Eucarístico". Como dice el P. Martin Lucia, misionero de la Adoración Perpetua: "En eso consiste el triunfo del Corazón Inmaculado que la Santísima Virgen profetizó en Fátima".

 

RESPONSABLES DE TURNOS

 

Turno 00-6:

Francesc Petit: 639383851

Turno 6-12:

 Lucy Poole : 627425216

 

Turno 12-18:

Ana Mª Juárez: 649605946

Turno 18-00:

Macarena Febrer:  666075642

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P. justo Lofeudo
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